Page 140 - CONTAMINACION DEL AGUA
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encuentran en el departamento de Tarija —observan las comunidades— las em­
                 presas a cargo de su explotación no han instalado oficinas ni en el departamen­
                 to y menos en la región chaqueña, lo cual no permite un mejor relacionamiento
                 entre esas empresas y la población en términos de información y demanda de
                 empleo.
             •   Los dirigentes cívicos señalan que los reclamos de la sociedad civil sólo repercu­
                 ten a nivel local, mientras  que las empresas petroleras cuentan con todo el aval
                 del gobierno.

             3.1.  Relación de la población con las empresas petroleras
             En la zona de estudio operan las empresas petroleras Chaco S.A. y Petrobras, en la Se­
             rranía, y la Britísh Gas en la llanura.
                 La relación entre las empresas petroleras y actores internos es difícil por los con­
             flictos  que se generan en relación  a la explotación  de  los recursos naturales  y por la
             forma en que se aplica la normatividad ambiental.  La relación es desigual, pues mien­
             tras los actores internos conocen muy poco o nada sobre la normatividad vigente y las
             características de la actividad petrolera, las empresas petroleras sí cuentan con personal
             capacitado y con amplio conocimiento y experiencia en la temática ambiental y norma­
             tiva vigente en el país.
                 Según los actores internos, las empresas petroleras son depredadoras del medio
            ambiente y perturbadoras de la vida cotidiana a la que estaban acostumbrados los po­
            bladores y pueblos originarios. Perciben que estas empresas invaden su medio, alteran
            la naturaleza y ponen en alto riesgo la subsistencia del hombre y de todo ser vivo. Seña­
            lan que no es posible considerar un buen vecino a quien afecta los recursos de los cua­
            les depende la economía y la vida misma de la población.
                 Las  empresas,  por su  parte,  con la concesión en sus  manos, pretenden  que  las
            comunidades firmen compromisos de buena vecindad con ellos y tratan de convencer­
            los para conseguir permisos de paso en potreros, sembradíos y áreas de pastoreo. Mu­
            chas veces lo consiguen fácilmente a cambio de entregar un lote de libros, cuadernos,
            unas cuantas calaminas o un botiquín médico.
                 Las empresas emplean sociólogos, abogados y gente con poder de convencimiento
            en el relacionamiento con las comunidades. En muchas ocasiones esos funcionarios han
            logrado  dividir a la comunidad porque  tratan  los  problemas  de  manera  individual,



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