Page 163 - Auditoria sobre los resultados de la gestión ambiental del Río Gualdalquivir
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nitrógeno y se ve influido por la actividad biológica, es el producto de la descomposición
de compuestos orgánicos nitrogenados y por hidrólisis de la urea (se encuentra
abundantemente en la orina y en la materia fecal, es el principal producto terminal del
metabolismo de las proteínas en el humano y en los demás mamíferos, también puede
formar parte de efluentes industriales). Las aguas superficiales normalmente no deben
contener amoniaco, su presencia es una prueba de contaminación reciente por descarga de
aguas residuales domésticas e industriales. La presencia de nitrógeno amoniacal en las
descargas contribuye a dificultar la cloración (en un sistema de tratamiento de aguas
residuales), da colores extraños al agua por formación de complejos. Asimismo, el
amoniaco es un micronutriente para microorganismos y algas, su presencia en el agua
favorece la multiplicación de estos y como consecuencia de ello promueve la eutrofización
de un cuerpo de agua.
Estos impactos ambientales se manifiestan en los cuerpos de agua y de manera particular en
los lugares afectados directamente por las descargas vertidas en la cuenca. Al respecto los
mapas 13 y 14 del anexo 4 muestran los puntos de inflexión para el año 2015 donde varía la
composición del agua del río Guadalquivir, así por ejemplo en el municipio de San Lorenzo
se da el primer cambio luego de la descarga de la laguna de tratamiento, el impacto se
refleja en la disminución de la calidad de las aguas del río de aguas de calidad media a
mala, de la misma forma, el indicador de contaminación orgánica muestra que luego de este
punto el río pasa de aguas poco contaminadas a aguas contaminadas.
El siguiente sector en el que se ve el cambio en la composición del río se da a la altura del
municipio de Tarija luego de recibir los aportes de las quebradas Sosa, Sagredo, El Monte,
San Pedro, Torrecillas, Cabeza de Toro, que a su vez son receptores de descargas
domésticas e industriales, entre ellas de la planta de tratamiento de San Luis que vierte sus
efluentes a la quebrada Torrecillas y de las curtiembres y el matadero cuyos efluentes se
descargan en la quebrada Cabeza de Toro.
El aporte de la carga orgánica y los sólidos suspendidos de estas últimas actividades
citadas, se ve reflejado en la composición que arrastran las quebradas receptoras y que son
depositadas en el río Guadalquivir, es así que la quebrada Torrecillas y Cabeza de Toro
depositan en el río Guadalquivir anualmente, casi 2 mil toneladas de sólidos suspendidos,
cerca de mil toneladas de carga orgánica expresada como DBO y cerca de dos mil
quinientas toneladas de carga orgánica expresada como DQO. Entre estas quebradas el
mayor aporte de contaminación proviene de la quebrada Torrecillas, que recordemos recibe
las descargas de la PTAR de San Luis.
La carga contaminante que aportan todas las quebradas identificadas, ocasiona que el río
Guadalquivir cambie en este sector nuevamente su composición, pasando de río de aguas
de calidad media a aguas de calidad mala en términos de calidad (ICA) y en términos de
contaminación orgánica (ICO), el río pasa de río moderadamente contaminado a río muy
contaminado (ver mapas 13 y 14).
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